El moho crece cuando sus esporas flotan en el aire y aterrizan en superficies húmedas. El moho en el exterior cumple una función natural y ayuda a romper las hojas caídas, las ramitas e incluso los árboles enteros. En el interior, sin embargo, el moho es capaz de causar problemas de salud a los seres humanos.
El moho solo crece en interiores cuando sus esporas, que no son visibles a simple vista, se asientan en lugares húmedos.
Una vez que un parche de moho comienza a crecer, produce alérgenos y micotoxinas potencialmente dañinas. Aquellos que son alérgicos al moho experimentan reacciones que van desde estornudar hasta erupciones en la piel después de tocar o inhalar moho o esporas de moho. Aquellos que sufren de asma a veces experimentan ataques de asma en presencia de moho.
El moho también es capaz de destruir objetos, especialmente madera y tela, sobre los cuales crece. Un signo de moho es la decoloración en techos y pisos. El moho también tiende a emanar un olor a humedad.
Para eliminar el moho, muchas personas usan cloro, vinagre, bicarbonato de sodio y amoníaco. Sin embargo, eliminar el moho no es suficiente para garantizar que no regrese.
La forma más efectiva de evitar el crecimiento de moho en una casa es controlar la humedad reparando las tuberías y las fugas en el techo, resolviendo problemas de drenaje, creando suficiente ventilación y asegurando que la casa esté lo suficientemente aislada.