El óxido en el agua de pozo puede provenir de depósitos de hierro o manganeso que se mezclan con el aire, también conocido como bacterias del hierro. Las bacterias pueden convertirse en un material viscoso que se adhiere a las tuberías de los pozos. Esto puede hacer que el agua cambie de color, tenga un sabor u olor extraño.
Aunque se desconoce si las bacterias del hierro pueden causar enfermedades, pueden crear un buen ambiente para que crezcan otras bacterias dañinas. Al reparar bombas, tuberías de pozos y equipos de pozos, deben desinfectarse adecuadamente. Un laboratorio puede analizar el agua si hay algún indicio de que el agua del pozo esté contaminada.