Los huesos son importantes porque proporcionan un marco para el cuerpo, protegen los órganos, anclan los músculos y almacenan calcio. Los humanos tienen 206 huesos livianos y fuertes que soportan el peso total del cuerpo.
El cráneo encierra el cerebro y crea la forma de la cara de una persona. La columna vertebral protege la médula espinal, que es la ruta de los mensajes transmitidos entre el cerebro y el cuerpo. La jaula está compuesta de costillas y protege órganos vitales, como el corazón, los pulmones, el hígado y el bazo. La pelvis se encarga de salvaguardar la vejiga y los intestinos. En las mujeres, la pelvis también alberga los órganos reproductivos.
Los huesos comienzan a desarrollarse mientras una persona todavía está en el útero de la madre. El esqueleto se compone de cartílago flexible a medida que se forma. Sufre el proceso de osificación en las siguientes semanas, en donde los depósitos duros de fosfato de calcio y colágeno elástico, que son las partes principales de los huesos, reemplazan al cartílago. La osificación tarda hasta 20 años en completarse.
Los niños y adolescentes jóvenes tienen huesos más pequeños que los adultos. Sus huesos consisten en placas de crecimiento, que contienen divisiones de células de cartílago que se multiplican, crecen más y se convierten en hueso mineralizado y resistente. Las placas de crecimiento de las niñas suelen desarrollarse como huesos duros antes que los niños. Los huesos cambian continuamente a medida que el cuerpo crea hueso nuevo y descompone el hueso viejo. La masa ósea de una persona aumenta constantemente hasta la edad de 30 años.