Una madre puede ser odiosa o resentida hacia su hijo si no estaba preparada para ser madre. Por ejemplo, una mujer que no planificó su embarazo o que no es naturalmente materna puede mostrar odio hacia su hijo.
El narcisismo materno es otra razón por la cual una madre puede odiar a un niño. Las madres que sufren de esta afección carecen de la capacidad de amar incondicionalmente a sus hijos y siempre están enfocadas en las malas acciones del niño. Una madre que fue tratada con dureza o abandonada por su propia madre puede mostrar este mismo comportamiento de odio hacia sus propios hijos, ya que esta es la definición subconsciente de maternidad de la mujer.