A diferencia del "aprendizaje a través del juego", Tina Bruce cree que los niños usan el juego para practicar lo que ya han aprendido. El juego les da la oportunidad de comprender sus relaciones, pensamientos y sentimientos, y de usar las habilidades físicas recién adquiridas.
Bruce cree que el juego es un proceso activo en lugar de algo que alcanza un objetivo o produce un producto, y que no es necesario proporcionar juguetes porque los niños pueden crear sus propios accesorios utilizando materiales simples como palos y piedras. Según Bruce, los adultos deben apoyar y facilitar el juego pero no estar a cargo de él; se debe permitir que los niños estén a cargo de una forma de juego que fluya libremente, inventando en lugar de seguir las reglas y coordinando las diversas agendas de juego de todos los involucrados.
Según Bruce, el juego imaginativo eleva las habilidades cognitivas de los niños a un nivel de pensamiento más elevado y abstracto, permitiéndoles imaginar cómo se sienten los demás y probar diversos aspectos de sus propias personalidades, como ser bueno, malo o egoísta. Estar inmerso en el juego ayuda a los niños a usar experiencias pasadas para resolver problemas y experimentar. Además, la profunda concentración que experimentan los niños cuando se les brinda la oportunidad de estar completamente inmersos en el juego puede ser un factor predictivo del éxito académico posterior.