La energía eólica produce valor de varias maneras: proporciona a los Estados Unidos una fuente doméstica de energía, crea ahorros de costos para los consumidores y reduce el impacto ambiental. La energía eólica se clasifica como una fuente de energía renovable. Funciona con vientos naturales, que hacen girar turbinas eólicas, produciendo electricidad sin quemar combustibles fósiles nocivos y tóxicos.
La energía eólica produce beneficios financieros y económicos además de los beneficios ambientales. Se encuentra entre las fuentes de energía alternativa más populares y rentables en los EE. UU. Un costo asequible lo hace atractivo para los contribuyentes, aunque el costo de la energía eólica varía según la ubicación geográfica, el proveedor de servicios públicos y el tamaño del proyecto eólico. La energía eólica proporciona a los estadounidenses una fuente nacional de electricidad, lo que a su vez reduce la dependencia de fuentes extranjeras de petróleo.
Tener energía eólica en el suelo de los Estados Unidos también elimina la necesidad de transportar carbón y combustibles, lo que genera una carga ambiental y aumenta los costos. A diferencia de los combustibles fósiles, la energía eólica no produce emisiones tóxicas en su proceso de producción. Cada megavatio hora de energía eólica compensa cantidades sustanciales de dióxido de carbono, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno, elementos clave en los daños ambientales y atmosféricos. La energía eólica también proporciona empleos a los estadounidenses, lo que la convierte en una fuente de electricidad económicamente viable.