Los humanos usan el carbón de muchas maneras, incluso como combustible y como fuente de carbono. Como combustible sólido, el carbón se quema para proporcionar calor de las estufas, hornos y calderas, así como la energía para suministrar. Plantas de generación eléctrica. Las refinerías de metales utilizan coque, un residuo sólido del carbón bituminoso con bajo contenido de azufre, en la purificación de metales en altos hornos.
El carbón, como el petróleo, es un combustible fósil. Tiene una larga historia de uso en los hogares y la industria. El carbón se diferencia de otras rocas en que consiste en carbono orgánico en lugar de sólidos mineralizados. Se forma bajo condiciones especiales donde el material vegetal muerto se forma en capas cubiertas de agua y lodo, evitando que el carbono se oxide. El carbón permanece en una forma químicamente reducida, listo para la oxidación. La oxidación del carbón, conocida como quema, produce calor. Esta fuente de energía es la que a menudo el hombre encuentra útil.
El uso del carbón no está exento de problemas. La minería pone en peligro la vida de los humanos que trabajan en las minas. La minería a cielo abierto lleva a preocupaciones ambientales. Los incendios de carbón inextinguibles se queman en lechos subterráneos de carbón en todo el mundo, lo que crea problemas para quienes viven cerca. El uso del carbón es la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, lo que contribuye a niveles dañinos de contaminación.