El sentido del tacto es importante porque permite a los animales obtener información sobre su entorno cuando los otros sentidos no son apropiados. Algunos animales confían en el sentido del tacto más que otros. Típicamente, los animales con un sentido de la vista muy pobre desarrollan un tacto exquisito.
El sentido del tacto es la primera vía sensorial que se desarrolla en los animales. El sentido del tacto distingue entre una variedad de estímulos físicos, incluyendo temperatura, presión y textura. Esto ayuda a los animales a encontrar comida al tacto en lugares donde la vista no proporciona ayuda. Por ejemplo, muchos peces y tortugas que viven en aguas turbias dependen en gran medida de su sentido del tacto para capturar presas. Muchas de estas criaturas desarrollan antenas o protuberancias carnosas que les permiten sentir aún más objetos en sus entornos.
Los humanos confían en su sentido del tacto de muchas maneras, como determinar la temperatura del agua, determinar la frescura o madurez de la fruta o sentir la textura de un artículo de ropa. El sentido del tacto también ayuda a alertar a las personas sobre las lesiones en las que han incurrido. La sensación de dolor ayuda a alertar a las personas sobre estímulos físicamente traumáticos para que puedan corregir el problema.