El agua actúa como un disolvente, un regulador de temperatura y un metabolito en el sistema biológico. Proporciona un entorno de vida para los organismos y actúa como un medio de transporte en procesos biológicos.
El agua es una de las moléculas más extraordinarias de la vida y uno de los requisitos más fundamentales para los procesos biológicos. Cubre el 75 por ciento de la tierra y constituye más del 80 por ciento del cuerpo humano. El agua disuelve la mayoría de los compuestos con enlaces iónicos, incluidas las sales metálicas. Muchos compuestos moleculares también se disuelven en agua, como azúcares, ácidos nucleicos pequeños, aminoácidos y proteínas. El agua actúa como un disolvente para la reacción química y facilita el transporte de compuestos disueltos dentro y fuera de las células. Actúa como un tampón para proporcionar la temperatura adecuada para las enzimas que catalizan la mayoría de las reacciones químicas.
El agua es un metabolito (químico involucrado en una reacción) en prácticamente todas las reacciones, ya sea como reactivo o como resultado final de la reacción. Por ejemplo, se requiere agua en procesos como la fotosíntesis, la respiración aeróbica y la digestión. El agua es un hábitat para muchos organismos, incluidos los peces.
Algunas de las propiedades importantes del agua que soportan la mayoría de sus funciones incluyen polaridad, enlaces de hidrógeno, cohesión y tensión superficial. Estas propiedades resultan de la combinación de moléculas de agua, y son esenciales para la creación y el apoyo de la vida.