Los sapos, como otras ranas, hibernan en invierno. Es su respuesta común al clima templado y frío. Los sapos se ven con frecuencia en el otoño mientras buscan un lugar seguro para hibernar durante el invierno.
Los sapos comunes hibernan bajo una profunda camada de hojas caídas, en troncos muertos, o en tuberías de drenaje y madrigueras. Evitan la exposición al aire frío durante este tiempo. Una vez que están asentados y asegurados en su espacio de hibernación, su metabolismo se ralentiza gradualmente, lo que permite que sus cuerpos utilicen la energía almacenada para sobrevivir al invierno. El sapo se despierta en la primavera y comienza otro ciclo de reproducción y alimentación.