Los perros machos y hembras pueden rociar, o marcar lo que consideran su territorio con orina. Los perros que no están esterilizados o castrados son más propensos a rociar. La fumigación puede ocurrir cuando un perro está emocionado, debido a la ansiedad o el estrés o debido a nuevos elementos en su entorno.
Un perro puede rociar como resultado de una condición médica. Las condiciones a buscar incluyen la incontinencia y las infecciones del tracto urinario. La excitación excesiva durante el tiempo de juego, estar expuesta a las perras en celo, recibir un castigo, sufrir ansiedad de separación y no recibir el entrenamiento adecuado en la casa puede provocar que un perro macho rocíe orina.