Hitler aprovechó la Gran Depresión aprovechando la miseria del pueblo alemán y el caos en el gobierno para acelerar su ascenso al poder. Durante la campaña electoral de 1930, justo después del inicio de la Depresión, recorrió el país haciendo vagas promesas de empleo, prosperidad, orden y gloria alemana a los alemanes que sufrían.
Durante el período de la prosperidad alemana antes de la depresión, el Partido Nazi era minúsculo, aunque estaba muy controlado y bien disciplinado. La depresión fracturó la economía y el gobierno alemanes. Fallando en su intento de invocar poderes de emergencia, el canciller Heinrich Bruening le pidió al presidente Hindenburg que disolviera el Reichstag y convocara a nuevas elecciones. Los nazis aprovecharon la oportunidad para lanzar una campaña agresiva y meticulosamente orquestada en toda Alemania. El Partido Nazi recibió más de 6,000,000 votos, o el 18 por ciento del total, y ganó 107 escaños en el Reichstag, lo que lo convierte en el segundo partido político más poderoso de Alemania.
En 1932, con el empeoramiento de la Gran Depresión y millones de desempleados y hambrientos, Hitler se postuló para la presidencia contra Hindenburg. Muchos alemanes lo buscaron para salvación en este momento de crisis. Aunque perdió, obtuvo más del 30 por ciento de los votos y forzó la elección a una segunda vuelta. A fines de enero de 1933, después de muchas intrigas y muchas amenazas, Hitler se convirtió en Canciller de Alemania y efectivamente controlaba el gobierno de Alemania. En pocas semanas, fue dictador de Alemania.