Hay evidencia que sugiere que las vacas tienen sentimientos. Como animales de manada, tienen relaciones sociales extensas y pueden experimentar emociones como estrés, miedo y placer.
Al medir la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol en las vacas, los investigadores de la Universidad de Northampton concluyeron que las vacas tienen mejores amigos en sus redes sociales y experimentan angustia si se separan de ellas. La frecuencia cardíaca de las vacas aumenta significativamente cuando se aprende algo nuevo, lo que indica una reacción emocional a la mejora del aprendizaje. El diseñador del matadero Temple Grandin ha hecho una exitosa carrera diseñando instalaciones pecuarias que reducen el nivel de miedo en las vacas y refuerzan sus instintos sociales.