Las duchas son una parte saludable de la higiene, pero las personas no necesitan tomar duchas a diario. Bañarse o ducharse en exceso puede provocar sequedad en la piel y también puede eliminar las bacterias naturales y los aceites que Protege la piel contra las infecciones. Algunos expertos sugieren que la persona promedio debe tomar una ducha dos veces en un plazo de tres días y lavar las áreas esenciales que son propensas al olor en los días sin ducha.
Varios factores determinan la frecuencia con la que una persona debe tomar una ducha. Las personas que viajan diariamente y toman el transporte público deben ducharse con mayor frecuencia porque están expuestas a más gérmenes y posibles enfermedades. Los que trabajan directamente con personas enfermas y los que hacen ejercicio con frecuencia también se encuentran entre los que deberían optar por tomar más duchas que la persona promedio.
Si saltarse una ducha no parece una práctica realista, hay otras formas de limpiar el cuerpo sin exponer a la piel a la dureza del baño frecuente. En lugar de usar agua caliente, usar agua tibia ayuda a que la piel conserve algunos de sus aceites naturales. Limitar el uso de jabones con fragancias e ingredientes espumosos pesados como el sulfato de lauril también ayuda, ya que pueden irritar la piel y hacerla más propensa a las infecciones.