Busque reflejos de azul y rojo dentro de un rubí, así como un color uniforme y pequeñas inclusiones, o defectos, dentro del cuerpo de la piedra. Burbujas, arañazos y una piedra que es demasiado clara y perfecta son indicaciones de que la piedra puede no ser un verdadero rubí.
Al igual que los zafiros, los rubíes ocupan el segundo lugar en dureza solo a los diamantes. El color rojo intenso es apreciado por muchos y lleva al título de la piedra del rey de todas las piedras preciosas.
Paso 1: usa una luz brillante
Una luz brillante permite a aquellos que examinan los rubíes ver las nubes e inclusiones en la piedra, así como los reflejos que pueden dar pistas sobre el estado de la piedra como genuino o falso. La mayoría de las piedras se pueden examinar a simple vista, pero las piedras pequeñas pueden requerir el uso de una lupa de joyero.
Paso 2: busca un color uniforme
Incluso con inclusiones y nubes, un rubí debe tener cierta uniformidad de color en toda la piedra. Un rubí genuino debe reflejar luz roja y azul. Los reflejos verdes y amarillos indican que la piedra puede no ser genuina.
Paso 3: busca burbujas o brillo incoherente
Las burbujas, el brillo incoherente o los arañazos son los distintivos clave de que una piedra puede estar hecha de vidrio. Como los rubíes son casi tan duros como los diamantes, pocas cosas pueden rayarlos. Los rubíes pueden tener nubes, pero esas nubes siguen siendo del mismo color y brillo que el resto de la piedra.
Paso 4: Cuídate de las piedras perfectas
Pocos rubíes son realmente perfectos, y estas piedras tienden a costar un centavo muy bonito. Si una piedra se promociona como perfecta y no muestra fallas en su interior, es posible que la piedra no sea genuina.
Paso 5: pregunte a un gemólogo certificado
En caso de duda, haga que un gemólogo certificado examine la piedra. Puede señalar si la piedra es genuina o no, con certeza.