En su libro, "El príncipe", Niccolo Machiavelli sostiene que, en última instancia, es mejor ser temido que ser amado como líder, aunque señala que ser amado y temido al mismo tiempo sería ideal, aunque improbable Su argumento se basa en una visión de las personas como esencialmente egoístas. Si ven una oportunidad para promover sus propios intereses, incluso a costa de la lealtad o el amor, solo el miedo a las repercusiones los detendrá.
Muchos economistas están de acuerdo con la evaluación de Maquiavelo y observan que el factor más poderoso para motivar a las personas es el miedo a la pérdida, un fenómeno denominado "aversión a la pérdida". El economista John List sugiere que los empleadores utilicen la aversión a las pérdidas de la gente para su beneficio al otorgar bonos a los empleados con una advertencia de que serán devueltos si no se cumplen los objetivos.
La cuestión de si es mejor ser amado o temido como líder también es relevante en el contexto de la educación. Anteriormente, era común que los maestros invocaran la obediencia de sus alumnos al golpearlos. Hoy en día, se entiende que la disciplina basada en el miedo, como esta, ahoga la creatividad y el aprendizaje.
Si la creatividad es un rasgo deseable entre los estudiantes o empleados, es probable que el miedo no sea una herramienta efectiva para la motivación.