El cinturón de asteroides está ubicado entre los planetas Marte y Júpiter. Está poblado por restos de escombros después de que los planetas se formaron hace más de 4.500 millones de años.
Los escombros varían desde el tamaño de una partícula de polvo hasta el tamaño de un planeta enano y están dispersos, lo que hace que las colisiones entre asteroides sean poco frecuentes y la navegación por el cinturón sea fácil.
En ocasiones, los asteroides se desplazan hacia el sol y terminan chocando con los planetas interiores. Cuando un asteroide entra en la atmósfera de la Tierra, se convierte en un meteoroide. Si permanece intacto después de la colisión, se convierte en un meteorito. De las decenas de miles de meteoritos recolectados en la Tierra, más del 99 por ciento se originó en el cinturón de asteroides. Según la NASA, los científicos creen que los asteroides suministran agua y compuestos orgánicos a una Tierra recién formada.