La mayoría de los sistemas de clasificación definen a los animales como multicelulares, excluyendo así los protozoos, que son un grupo diverso de organismos microscópicos unicelulares. En la mayoría de los casos, los protozoos cumplen con los requisitos generales para ser considerados animales, y algunos científicos los clasifican como animales unicelulares.
Como todos los animales, los protozoos tienen células eucariotas, es decir, células con un núcleo y orgánulos unidos a la membrana. Con algunas excepciones, son móviles, ya sea que utilicen cilios o flagelos para moverse, o simplemente exudando de un lugar a otro como en el caso de la ameba. A diferencia de las plantas, no pueden sintetizar carbohidratos a partir de moléculas más pequeñas y deben absorber la nutrición buscando y consumiendo otros organismos. Al ser unicelulares, los protozoos carecen de la matriz extracelular de colágeno y de las glicoproteínas elásticas que proporcionan una estructura flexible para los cuerpos de animales más grandes.