La mayoría de los hogares deben mantener una humedad relativa por debajo del 50 por ciento en todo momento. Esto evita el crecimiento de moho y hongos, infestaciones de ácaros y la condensación que se acumula en su hogar.
La Agencia de Protección Ambiental considera que la calidad del aire interior es una de las principales amenazas para la salud. Durante el invierno, cuando el aire exterior está generalmente seco, la humedad relativa de una casa debe mantenerse por debajo del 40 por ciento para evitar que se forme condensación en las ventanas. Durante los calurosos meses de verano, el aire acondicionado puede causar el mismo efecto, por lo que es recomendable utilizar un deshumidificador. Un alto nivel de humedad también puede hacer que los pisos de madera dura se doblen y se doblen.