El agua es una cosa natural que no vive. Aunque el agua puede moverse y cambiar en apariencia y forma, requiere fuerzas externas para hacerlo, como las fuerzas de la naturaleza o la intervención humana. Tampoco produce residuos y no puede reproducirse como seres vivos.
Las cosas que no viven, como el agua, no necesitan comida ni oxígeno para sobrevivir y no responden a estímulos externos porque no pueden sentir. El agua, sin embargo, puede llevar nutrientes y oxígeno a los seres vivos. También está presente en los cuerpos de los organismos vivos, en el aire e incluso bajo tierra. El agua, aunque no viva, afecta en gran medida la supervivencia de todos los organismos que dependen de ella.