La morfología básica de un hongo tiene lugar en dos métodos diferentes: la liberación de esporas y por células individuales que se multiplican por un proceso conocido como brotación o fisión.
Un hongo típico contendrá una masa de filamentos tubulares ramificados que están encerrados en una pared celular. Cuando un hongo ha alcanzado una cierta etapa en el nivel de madurez, se liberan células reproductoras conocidas como esporas. Una vez que estas esporas han alcanzado un lugar donde pueden mantener la vida, las esporas vuelven a comenzar el proceso de maduración y liberación de esporas. La estructura principal del hongo se compone de las hifas, o porciones de las hifas, que forman los filamentos detrás de las paredes celulares.
El crecimiento de un hongo tiene lugar cuando la espora absorbe agua a través de su pared celular, el citoplasma contenido dentro de los hongos se activa y se produce una división nuclear, lo que hace que se cree más citoplasma. La mayor parte del crecimiento de un hongo tiene lugar en la región superior conocida como la zona apical. Mientras las condiciones sigan siendo favorables para el hongo, seguirá creciendo hasta que se perturbe su ubicación y el hongo ya no pueda reproducirse o permanecer enraizado en su ubicación.