Si no se trata, el estrés crónico puede llevar a problemas de salud como insomnio, ansiedad, dolor muscular, respuesta del sistema inmunitario deteriorada e hipertensión. Otros síntomas del estrés incluyen boca seca, ataques de alergia, palmas sudorosas tartamudeo, fluctuaciones de peso, trastornos de la alimentación, bruxismo, dolores en el pecho y palmas y pies sudorosos, de acuerdo con el American Institute of Stress.
A diferencia de los episodios menores de estrés, el estrés crónico es un tipo de estrés más persistente, que puede durar por períodos prolongados. Esto hace que el estrés crónico sea más agotador psicológicamente y también puede volverse físicamente debilitante. Los estudios sobre el estrés crónico muestran que es un factor que contribuye a afecciones médicas graves, como las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y la depresión.
El estrés crónico a veces se produce cuando los factores de estrés cotidianos normales no se tratan adecuadamente y se ignoran. También puede ser causado por ser un testigo o estar involucrado en eventos traumáticos. Aproximadamente el 33 por ciento de los estadounidenses no discuten sus problemas con el estrés con sus médicos, según la encuesta de Estrés en América de la APA.
El paso importante en el manejo del estrés es identificar sus causas y cambiar el comportamiento de uno para enfrentarlo. Una dieta adecuada y una mayor actividad física a través del ejercicio también pueden ayudar a manejar el estrés mucho mejor. Un estudio realizado sobre la protección y los daños causados por el estrés agudo y crónico sugiere que el estrés crónico se puede manejar y tratar con cambios en el estilo de vida y el comportamiento, la terapia y, en algunos casos, a través de medicamentos.