El Instituto Nacional del Cáncer explica que el dolor y la inflamación en la cadera son síntomas comunes del cáncer de huesos. El cáncer de hueso comienza en el hueso y destruye el tejido óseo normal. También tiene la capacidad de crecer y propagarse.
El cáncer de hueso no es una forma común de cáncer. El Instituto Nacional del Cáncer establece que el cáncer de huesos representa menos del 1 por ciento de todos los cánceres en los Estados Unidos. Las pruebas comunes que se usan para diagnosticar el cáncer de hueso incluyen gammagrafías óseas, radiografías, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas, biopsias y análisis de sangre. El cáncer de hueso no tiene una causa identificada; sin embargo, la American Cancer Society explica que los factores de riesgo del cáncer de hueso incluyen los trasplantes de médula ósea, que han estado expuestos a radiación ionizante, genética y enfermedad de Paget.
El National Cancer Institute explica que los tratamientos para el cáncer de hueso dependen de la ubicación y el tamaño del tumor canceroso. Se puede realizar una cirugía para extirpar el cáncer o amputar la extremidad cancerosa. La cirugía es el tratamiento que se usa con más frecuencia si el cáncer no se ha diseminado. Además de la cirugía, en el tratamiento se usan criocirugía, radioterapia y quimioterapia.