Los efectos secundarios de la inhalación de amoníaco incluyen irritación del sistema respiratorio, tos y ardor en la nariz, según el Departamento de Salud del Estado de Nueva York. El amoníaco hace que la nariz se acostumbre a su olor, lo que resulta en una menor conciencia de la presencia del individuo.
El amoníaco también puede causar quemaduras en la tráquea y la nasofaringe, que se encuentran detrás de la nariz y sobre la parte posterior de la garganta, afirma la Agencia para Sustancias Tóxicas & Registro de enfermedades. Aunque el amoníaco es un gas transparente e incoloro a temperatura ambiente, el amoníaco tiene un olor característico que permite a las personas darse cuenta de su exposición a la sustancia. Sin embargo, el amoníaco también causa fatiga olfatoria, una condición en la cual una persona ya no puede discernir la presencia de una sustancia por el olfato. Como resultado, la inhalación de amoníaco puede ser fatal, y la asfixia puede ocurrir en altas concentraciones de la sustancia en un área cerrada.
Los humos del amoníaco licuado son más pesados que el aire, según el Departamento de Salud del Estado de Nueva York. Su densidad inicial permite que los vapores permanezcan más cerca del suelo, lo que representa un aumento de los riesgos para la salud de los niños. Los efectos secundarios que resultan de la inhalación de amoníaco se tratan con oxígeno humidificado y el uso de broncodilatadores.