Según National Geographic, las fuentes de energía no renovables, como los combustibles fósiles, son densas en energía y fáciles de extraer y transportar, pero el daño ecológico causado por la quema de dichos combustibles las convierte en una opción peligrosa para el futuro vida en la Tierra. Además, las fuentes de energía no renovable son limitadas por definición, y los suministros eventualmente se agotarán si la humanidad continúa usándolas al ritmo actual.
Los combustibles fósiles provienen del carbono en restos de plantas y animales, y almacenan una gran cantidad de energía debido a los cambios químicos causados por la presión y el calor durante millones de años. Esta es la razón por la cual la mayoría de los vehículos en la carretera utilizan combustibles derivados del petróleo y la mayoría de la electricidad en los Estados Unidos proviene de la generación de carbón o gas natural. Las fuentes renovables ofrecen energía más limpia, pero pueden requerir una gran cantidad de molinos de viento o paneles solares para igualar la capacidad de generación eléctrica de una sola planta de combustibles fósiles. Además, el carbón o el petróleo extraído del suelo se puede enviar a cualquier parte del mundo para su uso posterior, mientras que las instalaciones de energía renovable deben construirse en un solo lugar y la energía se transmite en forma de electricidad. Sin embargo, la quema de combustibles fósiles libera carbono que quedó atrapado durante millones de años bajo tierra, lo que aumenta el contenido de dióxido de carbono en la atmósfera y aumenta el efecto invernadero.