El nacionalismo proviene de fuerzas internas o externas que presionan la unidad y la cohesión entre los individuos en las sociedades, y produce efectos de gran alcance, desde una identidad nacional distinta pero pacífica hasta la movilización para la guerra, el racismo y la hostilidad hacia los grupos que no les gustan. El nacionalismo proviene de dos conceptos primarios. Los expertos que adoptan la teoría modernista afirman que el nacionalismo proviene de un catalizador político, que une a las personas según las normas sociales y las fronteras nacionales, mientras que aquellos que apoyan la teoría primordial afirman que las personas se identifican naturalmente con aquellas similares a ellas en apariencia física, costumbres y creencias sociales, causando La formación de vínculos entre individuos similares.
Independientemente de que sea causado por motivos políticos y externos o por un impulso biológico, el nacionalismo produce varios efectos, algunos positivos y otros negativos. En la década de 1700, los ciudadanos franceses emplearon el nacionalismo como un catalizador para el cambio. Se movilizaron como un grupo unificado, en protesta por las tristes condiciones económicas y de vida experimentadas durante el reinado de Luis XVI y María Antonieta. El nacionalismo también movilizó a los ciudadanos estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, demostrando su apoyo a la acción militar en el extranjero. De manera similar, los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 provocaron un resurgimiento del nacionalismo estadounidense. A veces, como el ascenso de Hitler y la Alemania nazi, el nacionalismo resulta destructivo. Alemania, que se consideraba superior, participó en la guerra con otras naciones y lanzó campañas contra grupos étnicos diferentes, en última instancia, en busca de su desaparición.