Las adaptaciones de ranas incluyen la forma especializada de patas, pies, piel, ojos y cuerpo. Las ranas viven principalmente en el agua, por lo que muchas de sus adaptaciones mejoran su capacidad para vivir efectivamente en un ambiente acuático.
Las ranas tienen patas largas y poderosas que les permiten saltar y nadar largas distancias. También tienen patas palmeadas que actúan como aletas para ayudar a nadar. La forma del cuerpo de la rana es aerodinámica, con un cuerpo delgado, sin cuello y cabeza ancha, lo que le permite impulsarse a través del agua más suavemente.
La piel de rana también está adaptada para la vida acuática. La piel es delgada y permite la respiración cutánea, lo que significa que una rana es capaz de absorber oxígeno a través de su piel. La piel también es osmótica, lo que permite la entrada y salida del agua. Debido a que la piel es delgada, también es susceptible de secarse. Por lo tanto, las ranas producen mucosidad que mantiene la piel húmeda.
Los ojos de rana son grandes y redondos, sentados en la parte superior de la cabeza. Esta posición permite que la rana mantenga la mayor parte de su cuerpo debajo del agua mientras mantiene una amplia gama de visión. La colocación de los ojos también permite que la rana busque depredadores y presas sin mover la cabeza. Las ranas pueden ver particularmente bien en condiciones de poca luz, incluso bajo el agua.