Un ejemplo de memoria ecoica es escuchar el nombre de un paciente en una sala de espera y no poder recordarlo unos segundos más tarde. Otro ejemplo común ocurre cuando alguien escucha una historia mientras participa Otra actividad. Aunque la persona escuchó las palabras, la falta de atención puede impedirle recordar de qué se trataba la historia cuando terminó.
La memoria ecoica es una forma de memoria sensorial que le permite a la mente percibir y almacenar temporalmente la información auditiva o el sonido. Los recuerdos sensoriales son tan breves que pueden durar menos de un segundo después de ser percibidos. Si una persona hace un esfuerzo por retener una memoria sensorial, puede codificarse en una memoria a corto plazo, lo que le permite al cerebro almacenar la información durante aproximadamente 20 a 30 segundos más.
En el primer ejemplo, la memoria ecoica permitió que el paciente en la sala de espera percibiera las propiedades únicas de la voz del asistente, como el tono y el volumen. Si el paciente repite mentalmente o vocalmente el nombre, se puede enviar a la memoria a corto plazo.
Dado que la memoria a corto plazo tiene una capacidad extremadamente limitada, la información importante debe transferirse a la memoria a largo plazo mediante el uso o la repetición. En el segundo ejemplo, la persona que escucha una historia puede convertir la memoria ecoica en una memoria a corto plazo al detener cualquier actividad que distraiga y centrarse en cada palabra que usa el narrador. Las estrategias de memoria, como imaginar visualmente los eventos de la historia o relacionar los conceptos de la historia con el conocimiento existente, pueden ayudar a la persona a transferir la información a la memoria a largo plazo.