Un ejemplo de escucha pasiva es cuando alguien está hablando con otra persona, pero la otra persona solo escucha las palabras como ruido de fondo y no se involucra particularmente en el proceso de escucha. A diferencia de la escucha activa, que puede incluir centrarse en las palabras del orador para comprenderlas, la escucha pasiva es esencialmente solo escuchar.
La escucha pasiva y activa juega un papel importante en la comunicación, así como en el aprendizaje de otros idiomas. Si una persona escucha activamente, aprende idiomas más fácilmente porque puede buscar palabras que ya conoce y escoger las que necesita buscar. Los oyentes pasivos no aprenden el idioma tan rápido, porque ignoran el significado de las palabras que se pronuncian y se permiten pensar en otras cosas mientras escuchan el idioma que se habla.
Para evitar ser un oyente pasivo, practique técnicas de escucha activa a diario. Mira a la persona que habla y mantén el contacto visual. Haga preguntas si no se entiende lo que se está diciendo y repita la información si le ayuda a entenderla mejor. Use la empatía al escuchar, y solo use movimientos y gestos faciales apropiados, como asentir de acuerdo o sacudir la cabeza para no estar de acuerdo.