Algunos ejemplos de comportamientos aprendidos son un perro al que se le enseña a rodar o un ganso recientemente incubado que imprime algo distinto a su madre. El comportamiento aprendido se configura a través de la experiencia, por ejemplo, mediante la aplicación de recompensas, castigos o condicionamiento constante.
Las formas de comportamiento aprendido observadas a través de la experimentación son habituación, sensibilización, impresión, respuesta condicionada, condicionamiento instrumental y conceptos. La forma de sensibilización más comúnmente reconocida es la terapia de choque, en la que un castigo se asocia con una determinada acción. Los experimentos han demostrado que un solo choque solo genera una ganancia de memoria a corto plazo en la acción, mientras que los choques más prolongados imprimen una memoria que dura más tiempo.