Un instinto es un comportamiento innato y rígido que permite a un humano o animal hacer frente a su entorno. Un niño que agarra un objeto colocado en la palma de su mano, respira, una araña que hila una telaraña y un pájaro que construye un nido son todos ejemplos de comportamiento instintivo. Las respuestas aprendidas no son instintos. Los instintos ayudan a los humanos y los animales a evitar el peligro, formar grupos e incluso elegir parejas.
Un instinto compartido entre los animales y los seres humanos es el instinto de lucha o huida, también conocido como respuesta de estrés agudo. Walter Bradford Cannon teorizó que ante una amenaza, un animal reacciona con una descarga del sistema nervioso simpático. Esta reacción aumenta el flujo de sangre a los músculos; aumenta el azúcar en la sangre, el ritmo cardíaco y la presión arterial; libera epinefrina al hígado, que produce más glucosa; aumenta la tensión muscular; y aumenta la función de coagulación de la sangre. Este estado físico elevado prepara al organismo en peligro para funcionar al máximo de su capacidad física, ya sea que eso signifique huir o pararse y luchar. En los seres humanos, una respuesta prolongada al estrés puede provocar dolores de cabeza, fatiga, ansiedad, irritabilidad y otros síntomas. El trastorno de estrés postraumático hace que una persona experimente la respuesta al estrés al recordar el evento que lo causó. El trastorno de pánico es el cuerpo que malinterpreta gravemente las señales de estrés.