Cinco de los rasgos clave de una civilización son un sistema de escritura, arquitectura pública, profesiones, centros urbanos y la existencia de una clase de elites que permanecen exentas del trabajo manual. La alfabetización es una parte importante de una civilización porque sirve como medio para registrar su historia y su visión del mundo. La recaudación de impuestos o tributos para proporcionar infraestructura y protección básica es otro rasgo de una civilización.
Otras características de una civilización incluyen una separación del entorno natural, el desarrollo de distintas clases sociales y una tendencia hacia el aumento del desarrollo urbano. En el sentido histórico, una civilización se diferencia de los grupos sociales tribales o feudales por su posesión de una estructura de poder planificada y centralizada.
Los eruditos que se suscriben a la teoría de sistemas ven a la civilización como un grupo social estructurado en la forma de un sistema complejo. En este sentido, un rasgo clave de una civilización es su capacidad para servir como un marco organizado mediante el cual se logran resultados específicos.
Durante los siglos XVIII y XIX, el término "civilización" comenzó a usarse en el sentido singular y como una referencia a toda la humanidad. El uso del término en el sentido plural como una forma de definir una variedad de sociedades distintas era relativamente poco frecuente en la década de 1900, pero volvió a usarse como un nombre contable durante el siglo XX.