Se sabe poco sobre las épocas más antiguas de la antigua civilización hebrea porque la cultura era nómada. Los elementos más distintivos y duraderos de la antigua civilización hebrea no se encuentran en sus contribuciones arquitectónicas, artísticas o diplomáticas, sino en el enfoque de la gente en un Dios monoteísta que era radicalmente diferente de los dioses adorados por la mayoría de los pueblos antiguos.
Los hebreos fueron una civilización nómada durante gran parte de su historia. Pasaron muchos años como esclavos en Egipto, luego vagaron por el área conocida como Canaán antes de establecerse en Jerusalén y sus alrededores.
Los antiguos hebreos también eran un grupo de personas guerreras. Una vez que se establecieron en Canaán, realizaron guerras contra muchas de las civilizaciones indígenas, incluidos los cananeos y los filisteos, para poder permanecer en esa tierra.
Una de las principales contribuciones de los antiguos hebreos a la civilización moderna fue una nueva comprensión de Dios. Las escrituras hebreas, comúnmente conocidas como el Antiguo Testamento, fueron escritas en un lapso de más de 1.000 años e incluyen historia y poesía. En estos escritos, aparece un Dios monoteísta que es eterno, soberano y trascendente, en marcado contraste con los otros dioses típicos de Medio Oriente en ese momento de la historia. La separación hebrea de Dios de la naturaleza fue un primer paso necesario en el desarrollo del pensamiento científico.