Los nativos americanos utilizaron una variedad de materiales para puntas de flecha, incluidas rocas, piedras y otros materiales orgánicos, como madera, huesos y cuernos. Las puntas de flecha más antiguas estaban hechas de piedras duras como el pedernal y obsidiana que fue formada y afilada a través de procesos conocidos como flintknapping y presión de descamación. Estos procesos implicaron golpear el pedernal con objetos similares a martillos para romper escamas más pequeñas, que luego se formaron en puntos y se hicieron muescas para unirlas a las flechas.
La ubicación de una tribu influyó en los materiales utilizados por los nativos americanos para las puntas de flecha. Por ejemplo, los arqueólogos en Louisiana han descubierto puntas de flecha hechas de escamas de cocodrilo. Los puntos hechos con piedras de colores como el jaspe y el ágata son comunes en el noroeste del Pacífico, mientras que las puntas de flecha hechas de madera petrificada son más comunes en Nuevo México y Arizona. Después de los encuentros con los primeros europeos en el siglo XVI, los nativos americanos comenzaron a usar varios metales para formar puntas de flecha, y el descubrimiento de estos puntos puede ayudar a determinar cuándo tuvieron lugar dichos encuentros.
El tamaño, la forma y el material de las puntas de flecha pueden revelar mucho sobre una tribu y su nivel de desarrollo. La caza con arcos y flechas requiere un grado de previsión en la recopilación de recursos y planificación, cooperación y comunicación entre los miembros del grupo y habilidades de liderazgo para coordinar las actividades del grupo.