El agua caliente y el aire caliente que se encuentran en los trópicos y los vientos convergentes forman la base ideal para la formación de huracanes. Algunos científicos especulan que los cambios en la temperatura también pueden contribuir al proceso y que el calentamiento global explica aumento de huracanes.
Un huracán comienza a formarse cuando la humedad del agua se encuentra con el aire más frío arriba. Este proceso se convierte en un ciclo que provoca la formación de nubes. Cerca de la superficie del agua, los vientos convergentes aumentan la circulación de aire caliente y la velocidad del viento, mientras que las corrientes de viento más altas empujan el aire caliente ascendente hacia afuera. Esto ayuda a provocar el movimiento cíclico característico de los huracanes.