Las ventajas de una economía tradicional incluyen conocer el papel de las personas en la economía y producir bienes para ayudar a las personas a sobrevivir; las desventajas incluyen un nivel de vida más bajo y una mayor vulnerabilidad de todos los involucrados. Una economía tradicional es aquella que enfatiza las creencias y costumbres de cada generación de personas.
En general, una economía tradicional es muy estable y constante. En la sociedad actual, una economía tradicional todavía se utiliza en países en desarrollo como Asia, África, Medio Oriente y América del Sur. Las personas que viven en estas áreas no deciden cómo harán o gastarán su dinero. Sus trabajos son transferidos de padres y abuelos y las personas solo compran lo que necesitan para sobrevivir.
El sistema económico de un país impulsa la forma en que los bienes y servicios se crean y distribuyen dentro de sus fronteras, y las economías tradicionales son notablemente comunes en las tierras poco desarrolladas. Las personas que trabajan y viven en una economía tradicional tienen roles específicos que cumplen en la comunidad, y se espera que cada miembro haga su trabajo sin disentir. La mayoría de las personas que viven en una economía tradicional se ven obligadas a trabajar en la misma industria que sus antepasados, y las personas rara vez exploran otras posibilidades de empleo sin desprecio y consecuencias.
Se espera que cada familia siga un cierto conjunto de reglas y regulaciones dictadas a ellos por sus familiares, y cumplan con su deber por el bien de la sociedad. La gula y el egoísmo no son aceptables en una economía tradicional, y siempre se espera que una familia divida sus acciones con la comunidad. El trueque de bienes también es aceptable. Sin embargo, la distribución uniforme de bienes y servicios entre los ciudadanos en las economías tradicionales permite que muchas ciudades subdesarrolladas continúen sobreviviendo por miles de años con recursos limitados.