Los cinco objetivos económicos principales son el pleno empleo, el crecimiento económico, la eficiencia, la estabilidad y la equidad, y se dividen en objetivos macroeconómicos y microeconómicos. En el espectro de la macroeconomía, las políticas se hacen para alcanzar el crecimiento económico, la estabilidad y el pleno empleo. Para la microeconomía, las decisiones y las políticas están orientadas a alcanzar la eficiencia y la equidad. En general, el comportamiento de la sociedad tiene como objetivo alcanzar los cinco objetivos económicos.
A nivel de mercado e industrias locales, los dos objetivos microeconómicos impulsan las decisiones comerciales y las políticas de mercado. El objetivo de la eficiencia se explica por una situación en la que la sociedad puede utilizar los recursos disponibles para lograr el máximo nivel de satisfacción. Con la máxima eficiencia, ningún cambio en la asignación de recursos aumentaría aún más la satisfacción de la sociedad. La equidad, por otro lado, indica un estado donde la riqueza y los ingresos se distribuyen equitativamente. La definición exacta de equidad puede diferir un poco dependiendo de la ideología política del individuo.
A nivel macroeconómico, el objetivo del pleno empleo se logra cuando los recursos disponibles se utilizan para producir servicios y bienes. En el pleno empleo, se evita la escasez ya que toda la producción está orientada hacia el máximo cumplimiento de las necesidades. Como objetivo económico, la estabilidad se alcanza cuando hay fluctuaciones mínimas en todas las variables del mercado, como la producción, los precios y el empleo, para evitar la recesión o la inflación. Finalmente, el crecimiento económico se refiere a un aumento en la capacidad de la economía en su conjunto para producir servicios y bienes, lo que aumenta los niveles de satisfacción en la sociedad.