Una forma de identificar una geoda sin abrir es saber qué áreas son capaces de contenerlas. Las geodas ocurren en formaciones sedimentarias e ígneas, como las corrientes de piedra caliza y basalto. Cuando las rocas progenitoras se erosionan, las geodas se depositan en el área inmediata. Una geoda sin abrir tiene una corteza externa que hace que sea difícil distinguirla de otras rocas, pero tiene una forma esférica, que va desde perfectamente redonda hasta oblonga.
Las geodas a menudo se forman en pequeñas cavidades dentro de la roca sedimentaria creada por animales antiguos o raíces de árboles. El proceso comienza cuando el agua rica en minerales fluye hacia la cavidad y entra en contacto con un trozo de piedra caliza o anhidrita. Los minerales se endurecen alrededor de la roca, y el proceso repetido de mineralización y endurecimiento forma lo que luego se convierte en una geoda. En las rocas ígneas, las geodas se forman cuando la mineralización y el endurecimiento se producen dentro de cavidades creadas por burbujas de gas de la erupción de lava original.
La formación de cristales de geoda tarda muchos millones de años en producirse y depende de varios factores. Por ejemplo, los tipos de minerales depositados durante la mineralización y la cantidad de presión aplicada a la geoda desde otra roca circundante tienen un gran impacto en la forma en que se forma la geoda. Cuando las condiciones para la formación de la geoda son óptimas, el proceso de cristalización ocurre en el centro del nódulo y llena lentamente la geoda.