La ablación uterina, también conocida como ablación endometrial, ofrece una alternativa a las mujeres que, de otro modo, deberían someterse a una histerectomía para controlar el sangrado vaginal excesivo, informa WebMD. Sin embargo, los posibles riesgos incluyen pinchazos o quemaduras en el útero, daño a los órganos cercanos y desgarro de la abertura del útero. Las mujeres que desean quedar embarazadas no deben tener ablaciones endometriales, y las mujeres premenopáusicas que se someten al procedimiento todavía deben usar un método anticonceptivo, ya que el embarazo después del tratamiento puede causar problemas graves.
Aunque los médicos primero recetan dispositivos o medicamentos intrauterinos para controlar períodos excesivamente intensos, si estos métodos no funcionan, a veces sugieren una ablación endometrial, señala la Clínica Mayo. El procedimiento no implica incisiones. En un método, los médicos colocan un globo de látex en el útero y lo llenan con líquido caliente, explica la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva. Usando un método llamado radiofrecuencia bipolar, los médicos usan una varita delgada para desembolsar ondas de energía en el útero. La crioablación implica congelar el endometrio para destruirlo.
Debido a que la ablación endometrial daña el revestimiento del útero, los embarazos después del procedimiento ponen en peligro a la madre y al niño y pueden provocar un aborto espontáneo, según la Clínica Mayo. También existe un mayor riesgo de embarazo ectópico en el cuello uterino o las trompas de Falopio. Dependiendo del método que utilicen los médicos, pueden realizar ablaciones endometriales en sus oficinas o en salas de operaciones.