Algunas características de una persona mentalmente sana incluyen ser capaz de mantener relaciones, tener una sensación de satisfacción, la capacidad de aprender y adaptarse, ser capaz de trabajar, jugar y descansar, tener confianza en sí mismo y tener un propósito para vivir. Una persona mentalmente sana puede interactuar con otras personas de manera respetuosa y comprensiva.
Ser mentalmente saludable es importante porque ayuda a una persona a lograr sus objetivos en la vida mientras mantiene relaciones sanas. Una persona que está mentalmente sana es capaz de iniciar relaciones que probablemente sean beneficiosas para él y para la otra parte involucrada. El individuo sabe cómo comunicarse con otras personas de una manera que promueve la comprensión y fomenta el respeto mutuo.
Cuando se enfrenta a una situación estresante, una persona mentalmente sana no se desmorona ni participa en actividades destructivas. Él o ella puede lidiar con el estrés de una manera que no cause daño a nadie. Una persona mentalmente sana no tiene dificultad para aprender cosas nuevas y puede adaptarse fácilmente a situaciones dinámicas en el trabajo o en su vida personal.
La autoconfianza y la alta autoestima son otras características que probablemente exhibirá una persona mentalmente sana. Esto se debe a que él o ella conoce las fortalezas y debilidades personales y sabe cómo usarlas para el éxito.