Las adaptaciones de un alce incluyen sus astas, sistema digestivo y patas largas. Por ejemplo, un alce de toro crece astas cada año. Cuanto más grandes y más elaboradas sean las astas, más saludables deben ser los alces para cultivarlas, lo que significa para las hembras que él es un compañero digno.
La complejidad del sistema digestivo de los alces es un ejemplo de adaptación ambiental. Un alce tiene que comer grandes cantidades de vegetación para sobrevivir, por lo que mastica y regurgita su comida varias veces para obtener el mayor valor nutricional posible.
Un alce es alto, con piernas largas y fuertes, que lo ayudan a sobrevivir. Por ejemplo, un alce pasa gran parte de su tiempo en el agua en busca de plantas acuáticas nutritivas, por lo que sus patas largas son ventajosas para caminar en aguas poco profundas o nadar en aguas profundas. Además, puede correr más de 30 millas por hora, una adaptación necesaria para superar a los depredadores. Los cascos y las cornamentas de los alces están adaptados para combatir a los depredadores cuando superarlos no funciona, especialmente cuando protegen a sus crías.
El alce es nativo de los ambientes fríos del norte, por lo que se ha adaptado a las bajas temperaturas al crecer un pelaje grueso y aislante para protegerlo del frío.