Constantino el Grande comenzó el proceso que transformó el Imperio Romano en un estado cristiano, al convertirse él mismo en cristiano. También realizó reformas sociales, militares y financieras para fortalecer el imperio. >
El padre de Constantino, Constancio, se convirtió en emperador del Imperio Romano de Occidente en 305 A.D., pero murió el año siguiente, dejando su sucesión en cuestión. Las tropas de Constantino lo aclamaron emperador, pero tuvo que luchar una serie de guerras civiles antes de asegurar su posición en 312. Doce años después, conquistó el Imperio Romano Oriental y gobernó como emperador sobre un Imperio Romano unificado.
Uno de los mayores logros de Constantino como gobernante fue su aceptación del cristianismo tanto a nivel individual como nacional. Su propia devoción a la religión llegó durante las guerras civiles. Antes de la batalla de Milvian Bridge, tuvo una visión que le decía que luchara en nombre de Cristo. A partir de este momento, se mantuvo dedicado a la religión cristiana. En 313, emitió el Edicto de Milán, que legalizó el cristianismo y permitió que todas las religiones adoraran libremente en el Imperio Romano. También convocó al Concilio de Nicea, una reunión que permitió a las grandes mentes de la iglesia resolver sus diferencias teológicas y crear un credo unificado.
Constantino también reformó el ejército, instituyendo guarniciones móviles capaces de lidiar con convulsiones internas y externas. Para estabilizar la economía, introdujo el solidus, una moneda de oro que se mantuvo en uso durante mil años.