Las misteriosas "luciérnagas" que John Glenn vio durante su primer viaje al espacio fueron causadas por la condensación congelada en la piel de su nave espacial. Cuando la cápsula pasó de la luz a la oscuridad, la condensación se congela diminutos copos de nieve, y estos cristales de hielo brillaron al sol cuando fueron desalojados.
El misterio de las luciérnagas se resolvió durante la próxima misión Mercury, que fue volada por Scott Carpenter. Cuando notó el mismo fenómeno, teorizó que provenían de la propia nave espacial. Para probar su hipótesis, golpeó el mamparo de la cápsula con el puño. El golpe provocó una lluvia de chispas heladas y demostró el origen de las misteriosas luciérnagas.