La sociedad en la antigua Mesopotamia estaba dominada principalmente por hombres. Sin embargo, como uno de los primeros centros urbanos del mundo, el papel desempeñado por los hombres cambió de uno en el que ya no estarían enfocados estrictamente en la tribu y la familia, sino que se verían a sí mismos como ocupantes de una comunidad mucho más grande y organizada. El estatus social de un hombre en la sociedad mesopotámica fue determinado por su profesión, y aquellos que fueron entrenados para ser escribas considerados entre las elites.
Sólo los hijos de las familias ricas, profesionales y reales de Mesopotamia recibieron una educación. Las hijas se quedaron en casa para ayudar a sus madres y aprender a cocinar y convertirse en amas de casa. La mayoría de los jóvenes aprendieron la profesión de su padre o sirvieron como aprendices para aprender un oficio. Aquellos hombres que se convirtieron en funcionarios en el palacio del rey o en los templos vivían en el escalón más alto de la sociedad, solo superados por el rey. El estado que un hombre tenía en la sociedad mesopotámica también determinaría el estado de la mujer con la que se casó.
