El Tratado de Tordesillas otorgó a España derechos territoriales en la mayor parte de América del Norte y del Sur. El tratado resolvió una disputa entre España y Portugal sobre el control de las tierras descubiertas por Cristóbal Colón.
Después de que Colón regresó, el rey Juan II de Portugal declaró que todo el Nuevo Mundo le pertenecía, según un tratado respaldado por el Papa en 1481 que le otorgó toda la tierra al sur de las Islas Canarias. España convenció al papa Alejandro VI, un español, de enmendar el tratado. El Papa trazó una línea que se extendía 100 leguas al oeste y al sur de las islas Azores y Cabo Verde y declaró que todas las tierras recién descubiertas al oeste pertenecían a España. Juan II renegoció el tratado con el rey Fernando y la reina Isabel de España. En 1494, acordaron mover la línea más al oeste y otorgar cualquier tierra descubierta al este de ella a Portugal.