La función principal de la médula oblonga es controlar las funciones autónomas en todo el cuerpo. Controla cosas como el latido del corazón, la respiración y la digestión.
La médula oblongada envía señales a la médula espinal y al tálamo para controlar las funciones corporales. Es responsable de la respiración y la circulación en todo el cuerpo y maneja todo, desde la respiración hasta los vómitos.
Varias arterias, como la arteria espinal anterior y la arteria cerebelosa inferior posterior, suministran a esta parte del cerebro un flujo sanguíneo constante. Contiene fibras nerviosas mielinizadas y no mielinizadas, también llamadas materia blanca y gris.
Teniendo en cuenta las tareas de las que es responsable la médula oblongata, es fácilmente la parte más importante del cerebro. Cualquier lesión o enfermedad que afecte a esta parte del cerebro puede causar parálisis del lado opuesto del cuerpo, pérdida de dolor y sensación de temperatura, pérdida del reflejo nauseoso y dificultad para tragar.
La médula oblongada también es responsable del control de la excitación y el sueño, y controla el movimiento. Se encuentra en la base en el tallo cerebral junto con el cerebro medio y la protuberancia. Otras áreas del tronco cerebral controlan otras funciones, como los nervios faciales y craneales, y ayudan a transmitir señales desde el cerebro a otros nervios del cuerpo, principalmente la médula espinal.