La victoria inglesa sobre la Armada española en 1588 fue significativa porque destruyó el dominio español de los mares. El nacionalismo que inspiró la victoria también inspiró una nueva ola de colonias en el Nuevo Mundo.
Además de inspirar el nacionalismo, la derrota de la Armada española le dio a Inglaterra la libertad práctica que necesitaba para comenzar misiones colonizadoras a gran escala. Sin la amenaza española en el mar en los años posteriores a 1588, los barcos británicos podrían navegar las aguas entre Europa y América para llevar colonos y suministros a las nuevas tierras y regresar con los productos del trabajo colonial. El evento también tuvo implicaciones para la Reforma Protestante. Un país protestante, Inglaterra, prevaleció contra la marina más poderosa de un país católico, España.
El hecho de que una gran parte de la derrota inglesa derivada del mal tiempo dio cierto peso a la afirmación protestante de que su causa fue apoyada por Dios. La pérdida del dinero utilizado para construir la enorme flota de 130 barcos en la Armada también debilitó la capacidad española para proyectar el poder en sus nuevas colonias. Muchos historiadores ven el fracaso de la Armada española como el comienzo de un largo y lento declive del poder español que finalmente resultó en una pérdida total de su vasto imperio.