A partir de 2014, se desconoce la vida útil exacta de una langosta, pero los científicos han estimado que la vida útil de una langosta europea es de 31 años para los machos y 54 años para las hembras. Los científicos obtuvieron estas estimaciones midiendo los depósitos de grasa en los ojos de las criaturas.
Contrariamente a la creencia popular, las langostas no son inmortales. La mayoría de los crustáceos decápodos no tienen un límite de tamaño máximo, y continúan creciendo hasta la muerte. Cuando las langostas mudan, crecen más grandes. Una langosta promedio puede mudar hasta 44 veces antes de que tenga un año, pero a medida que las langostas envejecen, la velocidad de la muda disminuye. Las langostas que están cerca del final de su vida útil dejan de mudar por completo, lo que las hace susceptibles a diversas infecciones y enfermedades causadas por bacterias.