Los fertilizantes causan daños al medio ambiente al contaminar las tierras y las aguas, poniendo en peligro la salud de los organismos que habitan esos espacios. La vida acuática puede sufrir cuando los niveles de oxígeno en el agua caen por debajo del estándar.
Los fertilizantes a menudo carecen de minerales que son saludables para el medio ambiente. Con el tiempo, pueden dañar el suelo. Los fertilizantes no solo dejan el suelo menos rico en nutrientes, sino que también pueden filtrarse en alimentos destinados al consumo, lo que representa un riesgo para la salud humana. Los fertilizantes destruyen los microorganismos que son beneficiosos para el suelo y la vida que depende de ellos para el crecimiento, incluidas las plantas y otros organismos.
Los efectos de los fertilizantes pueden ser a largo plazo y difíciles de manejar. Son posibles varias soluciones al daño de los fertilizantes y se pueden incorporar tanto a la agricultura doméstica como a la corporativa. Estos incluyen usar menos fertilizante o cambiar a fertilizantes orgánicos y no tóxicos.
El compostaje es otra opción. Antes de plantar, realice varias pruebas básicas de suelo para determinar si el suelo es adecuado para el crecimiento de cultivos, ya que un suelo más saludable promueve el crecimiento. Una técnica llamada control integrado de plagas es un protocolo que se usa para controlar las plagas en un jardín o entorno de granja y mejorar el crecimiento de las plantas sin recurrir a fertilizantes que dañan el medio ambiente.
