Los microtúbulos especializados llamados fibras de cinetocoros unen una cromátida a un haz de fibras del huso polar en la región del cinetocoro de su ADN centromérico. Una combinación de fuerzas químicas y físicas mantienen las fibras del huso en su lugar y alinean a la hermana cromátidas.
La conexión entre las fibras del huso y las cromátidas responde a la tensión cuando las cromátidas se alinean. También soporta la carga para soportar las fuerzas a medida que la fibra del huso migra los cromosomas hermanos hacia el huso polar durante la fase anafase de la mitosis.
La composición química del kinetochore fluctúa rápidamente dependiendo del estado de la fibra del huso a las uniones de cromátidas, cumpliendo con esas demandas. Los investigadores están explorando cómo el kinetochore equilibra su estabilidad al tiempo que conserva la flexibilidad requerida para agregar y liberar los accesorios de fibra del huso.
Una posibilidad es el punto de control del ensamblaje del huso, un proceso bioquímico que rastrea y regula la conectividad de las fibras del huso a las cromátidas. Una mitosis exitosa requiere que las cromátidas hermanas se alineen en una placa central, permaneciendo hasta que todas las conexiones de fibra del huso estén completas y se liberen después del transporte a los extremos polares de la célula. El punto de control del ensamblaje del huso garantiza que esos procesos funcionen de manera eficiente, evitando el aborto de mitosis que se produce cuando el proceso demora demasiado. Evita los emparejamientos de cromátidas desajustados al retrasar la disolución de la pared celular durante la creación de las nuevas células.
Estos mecanismos de control son críticos para garantizar que las fibras del huso cumplan la función de posicionar, emparejar y migrar las cromátidas. Cuando estas operaciones fallan, el cáncer y la muerte celular ocurren.